Así afecta a nuestro país el cambio climático
Costa Rica Presenta la cuarta Comunicación Nacional ante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC).
El Caribe de Costa Rica se ve frecuentemente amenazado por frentes fríos y ondas tropicales, de hecho, es la provincia de Limón la que presenta la mayor afectación por fenómenos atmosféricos (desde el año de 1980). Esto quedó en evidencia en noviembre pasado con la presentación de la Cuarta Comunicación Nacional sobre Cambio Climático.
El pacífico de Puntarenas y San José le siguen a Limón en frecuencia de eventos meteorológicos, mientras que Heredia, Cartago y Guanacaste son afectadas con menor periodicidad.
En el país se han identificado 5 tipos de fenómenos más frecuentes: las ondas tropicales, o del este, las bajas presiones, los frentes fríos, la Zona de Convergencia Intertropical (ZCI) y las vaguadas. Por citar uno, las ondas tropicales son las que con mayor frecuencia han generado incidentes, sin embargo, los 5 tipos tienen la capacidad de ocasionar los denominados Eventos Meteorológicos Extremos (EME).
El cantón de Turrialba sufrió el EME más relevante del año pasado (en el mes de julio), a causa de un sistema de alta presión que causó lluvias intensas de más de 24 horas que terminaron en inundaciones. El evento registró más de 56 casos de familias afectadas por las aguas, y un poco más de 200 caminos afectados, entre las cuales se contabilizó al menos 2 rutas primarias.
En noviembre del 2020, los huracanes ETA e IOTA, pusieron en alerta roja varios cantones del país: Hojancha, Nicoya, Nandayure, Golfito, Corredores, Coto Brus, Osa, Tarrazú, León Cortés, Quepos, Parrita, entre otros.
El mismo mes de noviembre, pero del año 2016, el huracán Otto fue el primero en tener impacto directo en el territorio costarricense, dejando un total de 17 muertes y diversos daños materiales.
¿La Niña o el Niño?
La interacción climática entre el océano y la atmósfera causa periodos de sequía muy extremos, o lluvias con capacidad de gran devastación, estos fenómenos son conocidos como “El Niño” y “La Niña”. Como sus nombres lo definen, son fenómenos opuestos, pero ambos tienen la capacidad de alterar el clima en todo el planeta.
La Niña es la fase fría del fenómeno conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). Estos fenómenos se forman en el Pacifico Tropical, y están presentes cuando las temperaturas del agua están por encima del promedio (El Niño), o por debajo del promedio (La Niña).
En nuestra región, América central, estamos enfrentando el fenómeno de La Niña en la actualidad, éste suele verse relacionada con condiciones más húmedas de lo normal en el Caribe, y condiciones más secas en regiones del Pacífico. El Niño, por el contrario, suele afectar con condiciones más secas, pero de igual manera, puede estar seguido de periodos de fuertes lluvias, particularmente en el Caribe.
Estos fenómenos se presentan con una oscilación entre 2 y 7 años con efectos devastadores a su paso y que, cada vez, se vuelven más impredecibles.
Algunos de los Culpables (Gases de efecto invernadero)
Costa Rica mantiene inventarios nacionales de gases de efecto invernadero (INGEI) desde 1994, año en que se firmó el Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en conjunto con otros países. Desde entonces, se han realizado siete estudios de este tipo siendo el más reciente en el año de 2017, los cuales consideran cinco gases con efecto invernadero directo: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).
Analizando las distintas industrias de la economía nacional, el sector energía presenta el de mayores emisiones de CO2 (89,7%). El sector agricultura presenta las mayores emisiones de CH4 (50,4%) y el sector residuos (47,6%), y el mismo sector de agricultura presenta la mayor cantidad de N2O (79,2%).
En el caso de las emisiones de HFC y el SF6 provienen estrictamente del sector de procesos industriales.
Cabe señalar que cerca del 60% del total de las emisiones en el territorio nacional corresponden a CO2, y en segundo lugar están las emisiones por CH4 (29,1%).
En qué redunda la importancia de este informe
El calentamiento global continua sin tregua y podría significar un cambio incompatible para la vida de muchas otras especies, pero también para nuestra vida, tal y como la conocemos. Un informe del Climate Action Tracker (CAT) señala que, incluso con un giro en políticas, el planeta se dirige un aumento de temperatura de 2,4 ° C para finales de siglo.
Los Eventos Meteorológicos Extremos (EME), y algunos que no lleguen a esta categoría, calan en este aumento gradual de la temperatura y en la pérdida de la biodiversidad, degradación de suelos y bosques. La presente Comunicación sobre CMNUCC (2021) contempla datos del Instituto Nacional de Turismo (ICT), que demuestran afectación a la marca país por las bajas calificaciones en infraestructura aérea, infraestructura terrestre y recursos culturales.
De acuerdo con datos con el ICT, para el año 2018, la industria del turismo llegó a sumar un 8,2% del PIB (con todos los aportes). La Comunicación sobre CMNUCC (2021) recopila que para el año 2011, un total de 1.509.881 de turistas visitaron el país, y ya para el 2018, ese número creció a 2.142.180, cuya atracción principal fueron las Áreas Silvestres Protegidas (ASP) que se están sufriendo efectos devastadores por los fenómenos atmosféricos y un clima cada vez más caliente.
Plantas como el café y cacao son afectados por los daños directos de eventos climáticos, tierras que se vuelven no aptas para el cultivo, y la proliferación de enfermedades como el hongo de la roya. Otras especies como el sapo dorado, endémica de Monteverde, visto por última vez en 1989 y que se estima extinto y uno de los primeros casos ligados al cambio climático
Desde un vértice más directo al bolsillo de todos los costarricenses, estos fenómenos impactan primero en las finanzas públicas. De acuerdo con la Contraloría General de la República (CGR), los costos de reparación y reconstrucción de infraestructura afectada por EME, estarían entre 1,64% y 2,5% del PIB.
Entre 1980 y el 2017, un total de 1.311.024 personas se vieron afectadas por EME y, en el mismo periodo, un total de 546 personas perdieron la vida a causa de estos fenómenos.
En el marco de este contexto, en noviembre pasado, fue celebrada la vigésimo sexta Cumbre del Clima de las Naciones Unidas (COP26), y ya algunos ambientalistas ven con pesimismo los acuerdos alcanzados. La joven activista Greta Thunberg llamó a esta reunión como un “rotundo fracaso”.